lunes, 7 de junio de 2010
EL CINE..........martuchis
A lo largo de la historia, el ser humano ha sentido la inquietud de dejar testimonio de su existencia; de atesorar en imágenes personas y momentos. Para lograrlo, en épocas pasadas se usaron la pintura y la escultura; pero la incorporación de la ciencia trajo nuevos inventos que abrieron increíbles posibilidades de representación del hombre y su entorno.
Uno de estos inventos es el cine. Históricamente se ha marcado el 28 de diciembre de 1895 como la fecha de su nacimiento. Ese día en el Gran Café del Boulevard de los Capuchinos, en París, Louis y Auguste Lumière realizaron la primera proyección de cine: fueron 10 o 12 pequeños documentales que dieron inicio a lo que ahora conocemos como arte, industria y espectáculo; una combinación entre ciencia y reflectores, fama y fortuna.
¿Qué es el cine? Su significado nos remite inmediatamente a un gran espectáculo lleno de luces, maquillaje, actores y popularidad; pero el cine tiene un origen científico.
¿Qué responderías si alguien te invitara al cine, pero te advirtiera que la mitad del tiempo la pantalla va a estar en blanco? Seguro dirías que no te interesa ir, pero en realidad siempre que vas al cine pasas la mitad del tiempo frente a una pantalla en blanco, sólo que no te has dado cuenta.
Técnicamente el cine es una proyección sucesiva de fotografías impresas sobre una cinta, ¿entonces por qué no percibimos una serie de fotografías, sino imágenes en movimiento? Esto sucede debido a tres elementos que nos ayudarán a saber qué es el cine: la fotografía, la proyección y la persistencia de la visión.
CRISIS CREATIVAS EN EL CINE
Hace unos pocos años me llamó mucho la atención el caso de dos actores muy conocidos: Ben Affleck y Matt Damon. Pues bien, estos dos amiguetes lanzaron una especie de “llamada abierta” internacional -a modo de concurso- para la creación de nuevos guiones o la aportación de nuevas ideas a la industria cinematográfica. Dicha noticia confirmaba lo que ya se sabía: la falta de creatividad que estaba (y todavía esta) experimentando el mundo del celuloide.
Y digo yo… ¿qué ha pasado?. La respuesta es compleja e incierta. Y es verdad, tengo que reconocer que en estos últimos años, pocas historias me han parecido de verdad originales. No hacemos más que reinventar y prodigar, o lo que es lo mismo, remakes y secuelas en mayor parte. Y cuando es una nueva historia recurrimos a las temáticas más comunes (que evidentemente son las que más venden), creando productos de usar y tirar, literalmente hablando.
Odio tener que decirlo, pero la culpa la tenemos nosotros mismos. Sí sí, nosotros, el gran público, esa mente pensante o enfermiza conciencia colectiva, que inconscientemente demanda aquello que le es familiar. Hemos creado dicha necesidad, necesidad de consumir los mismos platos, día tras día. Y es que no hay nada más reconfortante que aquello que es conocido. Menciono pensamiento único -pero no he dicho nada-… ¿hacia donde vamos?… ¿es que no nos atrevemos a digerir historias originales “de verdad” por miedo a lo desconocido?, porque haberlas las hay, no tantas, pero las hay. Es momento de avanzar y potenciar la originalidad verdadera. ¡Viva Donnie Darko!.
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